Lunes 13 de mayo de 2024.-Durante este martes 14, miércoles 15 y jueves 16 de mayo, la Región de Antofagasta albergará uno de los encuentros más relevantes en torno a la agricultura camélida, el Tercer Congreso Internacional de este tipo que se desarrolla, y que tiene como objetivo, poder reunir a expertos en la materia para promocionar tendencias, avances, y la importancia y rescate de esta actividad que se ha extendido por largos años, convirtiéndose en un importante sello, de manera especial para las culturas andinas.
Es así como se espera la participación de más de 300 asistentes provenientes de países como Argentina, Bolivia, Perú, y obviamente Chile, quienes tendrán interesantes jornadas para conocer experiencias a través de exposiciones, mesas de trabajo, todo esto a desarrollarse en el denominado Pueblito de Artesanos, en la turística comuna de San Pedro de Atacama.
La promoción de otras tradiciones, propias del patrimonio cultural de la zona, también tendrán lugar para exhibirse en una Feria la que funcionará también los mismos tres días, frente al Pueblito de Artesanos, y la cual será amenizada con presentaciones artísticas.
Priscila Navarro, Directora (S) de INDAP Región de Antofagasta, hizo importante hincapié en este Congreso, que permitirá mejorar el trabajo en torno a la actividad, esperando con ello, un desarrollo sustentable.
“Es muy importante realizar este tipo de eventos que dan a conocer y reconocer los sistemas ganaderos ancestrales de la Región. Nos permite generar intercambio de experiencia, abordar temáticas tan importantes como lo son el cambio climático, y es por ello que queremos abordar este tema desde el ámbito científico y ancestral”, destacó Navarro.
Por su parte, Justo Zuleta, alcalde de San Pedro de Atacama, junto con reiterar el compromiso respecto al apoyo de esta instancia, agregó que “esta actividad representa un gran acontecimiento que esperamos genere mejores condiciones para aportar la actividad ganadera de nuestra comuna, además, destacamos la organización de este Congreso el que se realiza en un contexto especial: 2024 fue declarado por la FAO como el Año Internacional de los Camélidos”.
Académicos, científicos y expertos, además de ganaderos, abordarán distintas temáticas, cuyo programa puede ser revisado en www.congresocamelido2024.cl, congreso que será también transmitido a través del canal de Youtube de INDAP, para su mayor alcance y difusión.
Cabe destacar que este encuentro cuenta con el financiamiento y apoyos técnico de INDAP, del municipio local y del Consejo de Pueblos Atacameños. Junto a ellos, se suma el aporte de organización la Universidad del Alba (Antofagasta) y de Aguas Antofagasta, además de los hoteles Explora, Desértica, Terrantai y Casa Don Tomás, entre otras instituciones y empresas.
Es un ícono cultural que combina historia, arte y naturaleza. Sus construcciones de adobe y piedra son la puerta de entrada a las maravillas del altiplano. La iglesia de San Pedro, con retablos coloniales, y el cementerio con vistas espectaculares, reflejan la historia y diversidad cultural. El Pukará de Quitor simboliza la resistencia atacameña.
A 2,800 metros, combina historia y naturaleza con viviendas de adobe y piedra. La iglesia de San Roque, del siglo XVIII, y el cementerio con vistas al Salar de Atacama son espacios de reflexión y conexión con tradiciones funerarias. Peine también es ideal para descubrir misterios arqueológicos y paisajes naturales, destacando la agricultura en terrazas y la producción de quinua.
En el paisaje andino, presenta terrazas agrícolas que desafían la aridez del altiplano. Las construcciones de piedra volcánica y adobe reflejan la adaptación ingeniosa de sus habitantes. La iglesia de San Bartolomé, con retablos coloniales, y el cementerio con vistas panorámicas destacan la conexión con el entorno. Socaire es un punto de partida para explorar el Salar de Atacama.
Un pintoresco pueblo con construcciones de adobe y techos de paja, destaca por su iglesia del siglo XIX con arte sacro y un cementerio a 3,800 metros de altitud, adornado con flores y objetos personales. Rodeado de montañas, ofrece paisajes espectaculares y rutas de senderismo. Sus festividades, como la fiesta patronal de San Antonio, reflejan la rica tradición y fe de la comunidad.
A 4,200 metros, Talabre ofrece vistas majestuosas del volcán Lascar y otros picos andinos. Sus tradiciones agrícolas y pastoriles perduran en un entorno desafiante. La capilla local es el centro de la comunidad, y las rutas hacia los campos de lava del volcán Lascar atraen a los aventureros.
Con sus construcciones de piedra liparita, transforma un entorno árido en un oasis agrícola. La iglesia de San Lucas y el cementerio elevado son emblemáticos del pueblo. La producción de vino artesanal y la Vendimia muestran la conexión de Toconao con la tierra. El Valle de Jere resalta la riqueza agrícola en contraste con el desierto circundante.
A 3,900 metros, es un pequeño poblado donde piedra volcánica y adobe se combinan en viviendas duraderas. Rodeado de cactus y formaciones rocosas, el pueblo mantiene ritos ancestrales. Su capilla sencilla y el cementerio pequeño honran a los difuntos, y las festividades celebran la conexión con la naturaleza desértica.
Situado a 3,800 metros de altitud, Matancilla muestra la adaptabilidad humana con sus construcciones de adobe y piedra. Las técnicas ancestrales en viviendas con techos de caña y barro reflejan la capacidad de sus habitantes para prosperar. Este pueblo, centro agrícola y espiritual, conserva tradiciones vivas en su capilla y cementerio.
Un bastión agrícola en un paisaje árido, ha evolucionado a lo largo de los siglos. Las construcciones de piedra y adobe con techos de paja resisten el tiempo, y la iglesia local, uno de los templos más antiguos, refleja la arquitectura colonial del siglo XVIII. El cementerio en la colina y el río que cruza el pueblo son vitales para la comunidad y sus campos.
A 4,000 metros sobre el nivel del mar, Machuca destaca por su arquitectura de adobe y techos de paja de ichu, preservando las tradiciones ancestrales. Este enclave andino, fundamental en las rutas de pastoreo y comercio atacameñas, es famoso por su legado cultural. La iglesia de San Santiago del siglo XIX y el cementerio con vistas al altiplano narran la resistencia de la comunidad a lo largo del tiempo.